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sábado, 2 de junio de 2012

Aquilino Amezua en Valencia (1873-1881). El inicio de su carrera profesional

Si el período de formación de Aquilino Amezua en el extranjero lo presentábamos lleno de especulaciones y de contradicciones, a partir de este momento su trayectoria profesional es mucho más clara y definida. Como ya hemos mencionado en el capítulo anterior, hacia 1871 Amezua regresaba de su peregrinaje europeo para colaborar junto a su familia en la construcción de los órganos de la Purísima de Yecla y del Santuario de Monserrate de Orihuela, instalados ambos en 1872. El primero de los instrumentos sabemos que fue inaugurado en noviembre del citado año. Según Luciano Cauqual, es casi seguro que Juan Amezua y familia se trasladasen de Yecla a Valencia, una vez terminado el órgano. De esta manera, dicho traslado habría que datarlo entre finales de 1872 y comienzos de 1873. Esta fecha viene a coincidir con la que se deduce de la noticia publicada en El Correo de enero de 1903, en la que se afirma que Amezua era «un vascongado enérgico e inteligente que al arte que cultiva[ba] ha[bía] dedicado treinta años de estudio perseverante y fecundo»[i], es decir: desde 1873. En lo sucesivo, Aquilino Amezua quedaría instalado en la capital del Turia, donde acompañado de su padre y de su hermano construiría y reformaría «gran número de órganos para iglesias de la costa de Levante y del interior de la Península que le han dado merecido renombre»[ii]. Sin embargo, antes de entrar a detallar los pormenores de la etapa en la que Amezua residió en Valencia, veamos primero cual era la situación del órgano romántico en España después de veinte años de su aparición.
Entre 1873 y 1881 Aquilino Amezua tuvo su taller en Valencia, donde acompañado de su padre y su hermano José Hermenegilo construyó una notable cantidad de órganos en todo el litoral del Mediterráneo. El asentamiento de la familia tuvo lugar entre finales de 1872 y comienzos de 1873, después de haberse inaugurado el órgano de la Purísima de Yecla (Murcia). En fecha que desconocemos, Aquilino atribuye a su padre la autoria de un órgano nuevo construido para la iglesia de San Bartolomé de Valencia. No obstante, las primeras intervenciones pertenecientes a esta etapa documentadas hasta la fecha son las reformas de los órganos de Aspe y Novelda, realizadas en 1873.

Para cuando los Amezua se establecieron en Valencia, ya había pasado más de una década desde que el órgano romántico hizo su aparición en la ciudad. Este hecho tuvo su origen de manera un tanto fortuita cuando en agosto de 1857, al mes de haberse inaugurado el monumental órgano de la catedral de Murcia, llegaban a Valencia los hermanos Richard y Gustav Adolf Ibach. Después de haber instalado varios órganos en La Habana, se les confió la misión de visitar España con el fin de «observar las particularidades de nuestros órganos y el de adoptarlas en los que quedaban por construir en dicho país»[iii]. Con este cometido, examinaron varios órganos destacados, entre ellos los de las catedrales de Valencia y de Barcelona. Durante dicha visita, los hermanos Ibach estuvieron acompañados por «el distinguido artista español avecindado en La Habana», Juan Comellas, que al mes siguiente de haber examinado el órgano de la catedral de Valencia, se hallaban en Barcelona con el mismo fin[iv].
El tiempo invertido por los hermanos Ibach en Valencia no fue en balde. Tras un detenido y minucioso examen del órgano grande de la catedral, elaboraron «desinteresadamente» un plan para su reforma, que fue enviado al organista Pascual Pérez Gascón[v]. Éste, después de examinar el proyecto, comparó la disposición planteada por la firma alemana con la del órgano recién inaugurado de la catedral de Murcia, la cual satisfacía plenamente sus deseos «por su mayor variedad y número en los registros de armonía»[vi]. A diferencia de los órganos instalados hasta entonces en España por Cavaillé-Coll y Merklin, la propuesta de la casa Ibach fue enfocada como un compromiso de integración de dos tradiciones organeras tan dispares como lo eran la alemana y la española. Entre las características más destacables señaladas por Pascual Pérez Gascón, habría que mencionar la nueva distribución de registros de fondo, «que despliegan la majestuosa plenitud y fuerza de sonidos que tanto se celebran en los órganos de Alemania, y también los de más pequeña talla que en dichos órganos impresiona del modo más suave y delicado»[vii]. Sin embargo, se seguían manteniendo los registros de «mutación o de armonía así como los de lengüetería, y que son los que más particularmente caracterizan a los órganos españoles»[viii]. El órgano se compondría de 54 juegos para los tres teclados manuales y 12 para el Pedal, de los cuales 23 eran completamente nuevos y 43 aprovechados del órgano antiguo; la extensión de los teclados manuales era de 54 notas, y 25 para el pedalero. La propuesta para la reforma del mencionado órgano fue presentada al Cabildo el 10 de diciembre de 1857, y el contrato con la firma alemana fue firmado justo seis meses después, el 10 de mayo de 1858. La noticia de su construcción se difundió por toda España, esperándose que fuera inaugurado para finales de 1860[ix]. Entre tanto hubo alguna otra propuesta[x], como la del organero Antonio Portell y Fullana, continuador de la escuela del famoso mallorquín Jordi Bosch, quien, todavía fiel a las técnicas de su antiguo maestro, «había logrado mediante su constante aplicación y estudio elevar su arte al grado de mayor perfección posible conforme a los adelantos del siglo»[xi].
Pero para entonces —entre 1853 y 1854— ya se habían consumado algunos de los acontecimientos más decisivos y transcendentales que tuvieron lugar en la historia del órgano romántico en España. El proceso fue muy lento y muy desigual geográficamente si lo comparamos con la intensa actividad organística y musical que se estaba dando en Francia. Quizás una de las primeras tentativas más ambiciosas se deba a Vincent Cavaillé-Coll, hermano de Aristide, quien presentó un proyecto para la reforma de los órganos del monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Según Felipe López Pérez, dicho proyecto dataría de comienzos del año 1847, época en la que el organero francés trataba de acceder al puesto de Organero de la Real Capilla de Palacio[xii]. En su proyecto, Vincent Cavaillé-Coll ofrecía un par de modelos de órgano: uno de tres teclados manuales y pedal, con una fachada en la que se desplegaban tubos de 16 y 8 pies; y otro de cuatro teclados manuales y pedal, con una fachada que contenía tubos de 16 pies y Contras de 32. La extensión de los teclados manuales y de pedal era de 54 y 25 notas respectivamente para ambos modelos. Entre las novedades más destacables, habría que señalar la incorporación de fuelles de diferente presión, registros armónicos, caja expresiva, pedalero a la alemana, máquina Barker, etc.[xiii]
A pesar de que hasta la fecha no se ha hablado nada de ello, por aquellos años también existieron contactos con Aristide Cavaillé-Coll: por ejemplo en 1849 (22 de noviembre) cuando el organero francés informaba al donostiarra establecido en París, Benito Alcain, para la construcción de un nuevo órgano destinado a la iglesia de Santa María[xiv]; o cuando a comienzos de enero de 1850 aclaraba algunas cuestiones solicitadas por el Sr. Lázaro Escoriaza de Tolosa. No obstante, habría que esperar hasta 1853 para que los proyectos de los primeros órganos románticos comenzaran a fraguarse en España. Con fecha 12 de abril de 1853 Cavaillé-Coll enviaba una detallada información de órganos de salón y de capilla al famoso barítono y profesor de canto Manuel García Sitches, establecido ocasionalmente en Jerez de la Frontera. Entre los diferentes modelos, cabe destacar el órgano de salón construido en 1851 para su hija, la diva Paulina Viardot García. No olvidemos que unos meses después, José Juan Santesteban —quien en su viaje realizado a París en 1844 tomó lecciones de Manuel García— contactaba con Cavaillé-Coll con objeto de pedir presupuestos para un posible órgano nuevo destinado a San Sebastián, y cerraba el trato para la construcción del de Lekeitio, cuyo proyecto fue redactado el 23 de agosto de 1853. Asimismo, justo un mes antes, el 23 de julio, James Chapman Bishop había enviado un presupuesto al señor B. Zulueta de Jerez de la Frontera, con objeto de construir un órgano nuevo de alrededor de 30 registros distribuidos en tres teclados manuales y uno de pedal, destinado a la catedral de dicha ciudad.
Entrado el año 1854, el 3 de febrero, Bishop escribía al señor Zulueta contestando varias cuestiones, entre las cuales ofrecía ciertas mejoras y afirmaba que el órgano se entregaría en el plazo de cuatro meses contando desde el día en que se cursara el pedido. El órgano fue montado en Jerez por George Speechley Bishop y William Ebenezer Richardson, siendo concluido en octubre de 1854 al tiempo que se finiquitaron todos los pagos. Curiosamente aquel mismo 3 de febrero de 1854 en el que Bishop escribía a Zulueta, tuvo lugar un incendio fortuito en la catedral de Murcia que destruyó, entre otras cosas, los dos órganos barrocos que poseía. Una vez evaluados los daños, el entonces obispo Mariano Barrio Fernández gestionó la búsqueda del dinero necesario para reparar las pérdidas que sufrió la catedral. El obispo Barrio, decidió ponerse en contacto con el Embajador de España en París con objeto de comprar un órgano. Entre la diversa información remitida por el Embajador desde París, el 19 de abril envió una copia del proyecto redactado por Aristide Cavaillé-Coll para el órgano de la basílica de Ntra. Sra. de la Asunción de Lekeitio. Pasados unos meses, en el mismo día en que Cavaillé-Coll anunciaba la presentación del órgano de Lekeitio en sus talleres de la rue Vaugirard (20 de junio de 1854), Joseph Merklin firmaba en Murcia, en presencia de Hilarión Eslava, el contrato para la construcción del monumental órgano de la catedral. Se trataba del mayor instrumento que jamás se había instalado en España, con un total de sesenta y dos registros distribuidos en cuatro teclados manuales y pedalero. El 2 de agosto de 1856 el instrumento estaba terminado en los talleres de Chaussée de Wavre, momento éste que debía ser aprovechado por Merklin para llevar a cabo un gran despliegue propagandístico antes de ser trasladado definitivamente a Murcia. En este contexto, el órgano pudo ser escuchado bajo las interpretaciones de los organistas Mailly y Kufferath. No obstante la figura que daría a conocer mejor esta maravilla de la técnica fue Théodore Dubois, calificado entonces como joven promesa y ligado a Merklin como verificador de sus instrumentos. El órgano fue enviado a Murcia en noviembre de 1856, donde se inauguró solemnemente el 8 de julio de 1857.
Pero el primer órgano instalado por la firma Merklin-Schütze en España no fue el de la catedral de Murcia, sino el pequeño órgano de la iglesia parroquial de la localidad riojana de Cenicero, colocado en 1856. A pesar de sus reducidas dimensiones, su adquisición tuvo un tratamiento especial gracias a la intervención de Salustiano de Olózaga, ministro embajador de España en París, y encargado de gestionar su compra. El asunto llegó a tratarse incluso en el Congreso de los Diputados, donde en una de las sesiones se tomó «en consideración un proyecto de ley para que se exima el pago de Derechos de Arancel un órgano para la iglesia de Cenicero»[xv]. Para finales de diciembre de 1856 el órgano de Cenicero, construido en París, y que las Cortes constituyentes declararon exento del pago de derechos, ya se encontraba colocado en el coro de su iglesia parroquial. Entorno al mismo se organizó «con este motivo una función dedicada a los bienhechores de aquel pueblo, entre los cuales sobresal[ía] por su generosidad la delicadeza del benéfico Lord Howden»[xvi]. Su construcción fue seguida por el famoso compositor de habaneras Sebastián de Iradier, organista durante su juventud de las parroquias de San Miguel de Vitoria y de San Juan de Salvatierra, en Álava, pero que en el momento de la adquisición del instrumento residía en París y ostentaba el cargo de maestro de canto de la emperatriz Eugenia de Montijo[xvii].
A pesar de todo lo que representaba el monumental órgano de la catedral de Murcia y del despliegue publicitario llevado a cabo por Joseph Merklin, los resultados en España no fueron tan satisfactorios como los obtenidos por su competidor Aristide Cavaillé-Coll. La firma Merklin-Schütze ya era conocida a este lado del los Pirineos por lo menos desde 1854 —incluso antes de instalase el órgano de Lekeitio— por la venta de «órganos expresivos de varios tamaños de la acreditada fábrica de armonios de Bélgica»[xviii], cuyos modelos habían sido presentados previamente en 1853 en una exposición organizada en Bruselas para tal fin en unos locales sitos en el nº 1 de la calle Assant[xix]. Entre los diferentes tipos de armonios, cabe destacar especialmente el «orquestrium», cuyo primer modelo fue desarrollado y patentado en 1853. Se trataba de un instrumento de dos teclados manuales y un pedalero de dos octavas de extensión (25 notas). En 1855 se compraron dos de estos instrumentos: el primero de ellos para la catedral de Murcia y el segundo para la iglesia de San José de Lekeitio. Este último fue presentado por Merklin en la Exposición Universal de París de 1855, junto con el órgano construido para la iglesia de St. Eugène de París. Una vez concluida la Exposición Universal, Joseph Merklin, en una carta dirigida al obispo Barrio, hacía mención al «orquestrium» exhibido y galardonado en la Exposición junto con el órgano de St. Eugène y que fue vendido seguidamente al banquero español Sr. Uribe para una villa del País Vasco[xx]. Sin duda alguna, se trata del «orquestrium» comprado por José Javier Uribarren para la iglesia de San José de Lekeitio, regentada por la Compañía de Jesús, y que fue inaugurado por el organista Juan Mª Blas de Altuna Mascarúa.
Si entre 1854 y 1857 la firma Merklin-Schütze aventajaba a la de Aristide Cavaillé-Coll en cuanto al número y a las dimensiones de los instrumentos instalados en España, en lo sucesivo la situación sería a la inversa. Desde 1854 tuvieron que transcurrir otros cinco años para que Cavaillé-Coll llegara a construir otro de sus órganos en España. Precisamente en 1859 la casa parisina instaló dos pequeños instrumentos, uno en la localidad guipuzcoana de Getaria, a través de su representante José Juan Santesteban, y otro en la parroquia de Arroyo del Puerco, en Cáceres, enviado a través de la agencia de exportación Alcain & Cie.[xxi] Desde entonces y hasta 1873, año en el que Aquilino Amezua se establecía en Valencia, la cantidad de órganos construidos por Cavaillé-Coll con destino a España experimentó un aumento espectacular frente a los construidos por Merklin. El primero instaló catorce instrumentos en el período citado, de los cuales diez fueron colocados en el País Vasco. De entre ellos habría que mencionar especialmente el de la iglesia de Santa María de San Sebastián (1863) —el mayor de los instalados por la firma en España— y el de la iglesia de San Vicente (1868), también en San Sebastián.
Los contactos de Aristide Cavaillé-Coll con Rafael Hernando —profesor del Conservatorio de Madrid— para la colocación de un órgano de estudio datan también de agosto de 1859, hasta que el órgano fue montado definitivamente en 1861[xxii]. Durante aquel mismo año la firma parisina colocó otros dos órganos en Madrid: uno para el príncipe de Asturias y otro en la iglesia de San Luis de los Franceses[xxiii]. Hasta 1879 Cavaillé-Coll no volvería a instalar más órganos en la capital de España. Por el contrario, durante el mismo período la firma Merklin-Schütze & Cie. instaló un único instrumento: el de la capilla del seminario de Valencia, colocado en marzo 1866. Ciertamente, el fabricante del «excelente y colosal órgano de Murcia y otros varios en nuestras posesiones de Ultramar, entre los cuales... el tan notable como celebrado de [la catedral de] La Habana»[xxiv] construido entre 1862 y 1864, quedaría prácticamente relegado al olvido por su principal competidor: Aristide Cavaillé-Coll. Ante una situación así, ¿quedaba alguna opción para los Amezua y el resto de los organeros españoles? El obispo Barrio Fernández, principal promotor de la adquisición del órgano de Murcia, fue nombrado arzobispo de Valencia en 1861, y, sin duda alguna, gracias a su iniciativa tuvo lugar la instalación del órgano Merklin-Schütze del seminario valenciano. De no haber sido por este hecho, es muy posible que Merklin tuviera que haber esperado hasta el período comprendido entre 1878 y 1880 para volver a instalar otro de sus instrumentos en España.
En Cuba Cavaillé-Coll tuvo menos suerte que en España, pues sólo envió un pequeño órgano de 4 registros destinado al Teatro Tacón de La Habana (1872), mucho menos importante que el instalado por Merklin en la catedral. No obstante, la que sí gozó de mayor estima en la capital cubana fue la firma alemana Ibach. Para cuando los hermanos Ibach hicieron su aparición en Valencia en 1857, ya habían instalado por lo menos tres órganos en La Habana entre 1854 y 1855. En los años sucesivos y hasta que tuvo lugar la reforma del órgano de la catedral de Valencia en 1860, en los talleres de Ibach se construyeron otros ocho órganos más para La Habana, además de un pequeño instrumento de cinco registros que fue enviado a Cáceres, posiblemente el primero que se instaló en España. El órgano de la catedral de Valencia fue entregado en diciembre de 1860, según las previsiones, y, como suele ser habitual en estos casos, se introdujeron algunas mejoras y modificaciones no contempladas en el plan original. Era el órgano más grande de todos los construidos por Ibach[xxv]. Entre 1860 y 1865, dicha firma instaló otros dos órganos más en un par de conventos de clausura de la región: uno en la misma ciudad de Valencia, de trece registros, y otro de quince en Orihuela[xxvi].
Sin embargo, la reconstrucción del órgano de la catedral de Valencia no fue tan exitosa como cabía esperar. Pocos años después de su instalación comenzaron a surgir serios problemas técnicos que pusieron en entredicho su calidad. Deficiencias en las transmisiones de notas debido a la dureza de los teclados, una desequilibrada distribución del aire, además de irregularidades derivadas de la ampliación de las notas y de registros en el Pedal, eran los principales defectos a resolver según el dictamen emitido por Charles Barker, «inventor de la máquina neumática y del órgano eléctrico»[xxvii]. Después de exponer el mal estado en que se encontraba el órgano catedralicio, Barker ofrecía algunas soluciones, poniendo como ejemplo el órgano de la catedral de Murcia, construido por la firma Merklin-Schütze & Cie. de Bruselas[xxviii], y en el que él mismo introdujo notables mejoras. Así todo, para llevar a cabo sus propuestas el organero británico no veía necesaria la reestructuración total del instrumento[xxix]. Según relata el estudioso Josep Climent i Barber en su trabajo Orguens i Organistes Catedralicis de la Valencia del Sigle XIX, la carta enviada por Barker no está fechada. No obstante, es de suponer que la misma habría que fecharla entre 1865 y 1871. Charles Barker estuvo unido desde un principio a la fábrica Dublaine & Callinet y permaneció en ella hasta que dicho establecimiento pasó a manos de Pierre-Alexandre Ducroquet. Barker permaneció en la empresa incluso después de que fuera absorbida por la sociedad creada por Joseph Merklin en 1855. En 1856, cuando se construía el monumental órgano de la catedral de Murcia, Barker figuraba en la plantilla de la casa recién establecida Merklin-Schütze & Cie., por lo cual es poco probable que entre 1857 y 1858 presentase todavía presupuestos y proyectos bajo su nombre. Además de esto, hemos de tener en cuenta que Charles Barker no se establecería con su socio Charles Verschnaider hasta febrero de 1860; que su primera patente para una transmisión eléctrica fue registrada en 1862; y que los primeros órganos eléctricos en Francia fueron instalados por él entre 1865 y 1868, en Salón y Saint-Augustin de París respectivamente. De cualquiera de las maneras, la propuesta de Barker fue desestimada, y la situación deficiente del órgano de la catedral de Valencia se prolongaría por espacio de unos veinte años, hasta que finalmente entre 1885 y 1886 fue reformado por Juan Amezua[xxx], ayudado —sin duda— por su hijo Aquilino, quien para entonces se encontraba ya establecido en Barcelona perfilando sus días de gloria.
Al igual que en el País Vasco, en otros lugares de España, la intervención de organeros extranjeros vino también a perturbar desde un primer momento la vida de los constructores locales. A partir de entonces tendrían que competir con otras casas de lo más diversas, algunas de ellas de gran prestigio internacional. Este es el caso del organero Antonio Portell y Fullana, que en 1858, enterado de que el Cabildo de la Catedral de Valencia se proponía reformar y modernizar el órgano principal, y que para llevar a efecto dicho proyecto la comisión encargada se encontraba en gestiones con un organero alemán, exponía que:
«movido mas bien por patriotismo que por interés propio, siente que para trabajos de esta especie que pueden ejecutar acreditados artistas españoles, se recurra a extranjeros, que no podrán presentar trabajos con más perfección y solidez, conservándoles en la desventajosa idea de nuestro exagerado atraso en las artes. El arte de organero, Ilmo. Sr. se ha ejercido siempre con gran crédito por españoles, siendo de ello una incontestable prueba los famosos órganos de la Catedral de Sevilla, de la Capilla Real de Madrid, obras del mallorquín D. Jorge Bosch».[xxxi]
Estas mismas ideas serían difundidas por Aquilino Amezua a lo largo de su vida profesional. En este sentido, su crítica hacia los Ibach fue particularmente dura. En su opinión, después que la Catedral de Valencia había «sacrificado grandes cantidades con artistas extranjeros», continuaba careciendo «de un buen órgano»; hasta que por fin su padre consiguió «convertir una mala obra extranjera, hecha sin estudio, ni arte, cual sucede frecuentemente con otras similares procedentes del exterior, en un verdadero modelo del arte moderno»[xxxii]. Llama la atención que Antonio Portell y Fullana, en su proyecto de 1858, hacía constar que su trabajo quedaría garantizado por espacio de veinte años. Estas mismas condiciones, curiosamente, serían ofrecidas por Aquilino Amezua casi cuarenta años más tarde, cuando en 1895 presentaba el proyecto para la construcción del órgano de Bera (Navarra). La situación no era fácil, pues no solo había que avanzar en el aspecto técnico hasta alcanzar el nivel y los logros de la organería más moderna del momento, sino que además había que proponer toda una serie de ventajas frente a la competencia extranjera, en ocasiones excesivas y desproporcionadas. Sirva como ejemplo, que después de todo lo acontecido con la reforma del órgano grande de la catedral de Valencia, la garantía ofrecida por la firma Ibach fue tan sólo de tres años. Pero volvamos a la trayectoria profesional de nuestro enérgico e inteligente organero vascongado.
En 1860 la firma alemana Ibach reformó el órgano grande de la catedral de Valencia. Dicha reforma fue enfocada desde un primer momento como un compromiso de integración de dos tradiciones organeras tan dispares como lo eran la alemana y la española. La garantía ofrecida por Ibach fue de tres años. Poco tiempo después de su instalación comenzaron a surgir serios problemas técnicos que pusieron en entredicho la calidad del instrumento. Entre 1865 y 1871, el organero británico establecido en París Charles Barker, después de exponer el mal estado en que se encontraba el órgano catedralicio, sugería algunas soluciones, poniendo como ejemplo el órgano de la catedral de Murcia, construido por la firma Merklin-Schütze & Cie. de Bruselas, y en el que él mismo introdujo notables mejoras entre 1856 y 1857. La propuesta de Barker fue desestimada, y la situación deficiente del órgano de la catedral de Valencia se prolongaría por espacio de unos veinte años, hasta que finalmente entre 1885 y 1886 fue reformado por Juan Amezua, ayudado —sin duda— por su hijo Aquilino. Por aquellos mismos años Juan Amezua fue nombrado organero de la catedral de Valencia.

En 1873 Juan Amezua tenía 61 años de edad, y curiosamente su protagonismo se verá eclipsado por el de su hijo Aquilino, quien de la noche a la maña parece acaparar el liderato del clan familiar al frente del taller. Tanto su padre como su hermano José Hermenegildo permanecerán casi en el anonimato, hasta que a partir de 1877 vuelve a figurar nuevamente con más asiduidad el nombre de Juan Amezua con ocasión de la reforma del órgano de la catedral de Astorga, terminado en noviembre de 1880, justo unos meses antes de que Aquilino se estableciera por su cuenta para emprender otra de sus etapas de su carrera profesional.
No habían transcurrido todavía mas que cuatro meses desde que se inauguró el órgano de la Purísima de Yecla, cuando en marzo de 1873 Aquilino Amezua se encontraba «dando fin al desmonte y composición del órgano» de la iglesia de Nuestra Señora del Socorro de Aspe. Se preveía que el 31 de marzo la obra estuviera concluida, la cual sería examinada por el primer organista de la catedral de la Ciudad de Orihuela, el beneficiado Sr. D. José Ramón[xxxiii]. El 12 de octubre del mismo año se inauguraba también otro órgano reformado por Amezua en la villa de Novelda. Previa invitación a los miembros la Junta organizadora, se procedió al acto del recibimiento facultativo por el «acreditado y bien conocido» D. Vicente Crevea y Cortés, cuyo dictamen fue sumamente favorable[xxxiv]. En ambos casos el común denominador es que Aquilino Amezua era presentado como «el nunca bastante ponderable factor de órganos», «inteligente y acreditado artista, bien conocido por las obras y excelentes mejoras introducidas en la construcción de órganos», y que ya despuntaba tanto por estas dos grandes intervenciones, «como [por] todas las que [tenía] hechas por este país». En cuanto a las aportaciones que para entonces «acredita[ba]n la fama de que justamente goza[ba] el citado don Aquilino Amezua», cabría destacar la sutileza de «las voces dulces y expresivas, especialmente el llamado voces humanas», en el caso del órgano de Aspe, y «el sorprendente efecto producido por el conjunto de voces, especialmente por los magníficos registros de trompetería, flautas, voces humanas y voz celeste» del órgano de Novelda. ¿Quién era el autor de estos artículos en los que se presentaban a Aquilino de esta manera tan elogiosa y ensalzadora? ¿Gozaba realmente de tanta fama en 1873 como para afirmar que era bien conocido por sus excelentes obras? De ser así, ¿en qué fechas deberíamos suponer que fueron realizadas?
Con objeto de captar la atención de la clientela, Aquilino Amezua puso en marcha todo un despliegue mediático que progresivamente comenzaría a dar sus frutos. Tras su establecimiento en Valencia en 1873, sus trabajos fueron divulgados primeramente en la comarca (Alicante y Valencia, principalmente). Pero a partir de 1877 esa misma divulgación comenzó a propagarse a través de otros periódicos de ámbito nacional. Así todo, su radio de acción se mantuvo fundamentalmente en la zona del Mediterráneo, desde el Sur hasta el Norte. Después de las reformas de los órganos de Aspe y de Novelda, Amezua fue consolidando su posición, lo cual se tradujo rápidamente en un aumento de los pedidos en la zona. Durante los años sucesivos, en los talleres de Valencia se construyeron y reformaron varios órganos, algunos de ellos de importancia: convento de las MM. Concepcionistas de Yecla (1874), iglesia de la Asunción de Penáguila (1874), Santuario de la Virgen de Gracia de Caudete, en Albacete, iglesia de San Bartolomé de Valencia, los de las parroquias de Santa María y de San Mauro de Alcoy (c. 1875), catedral de Perpignan (1875-76), iglesia parroquial de Concentaina (1877), iglesia de San Pedro de Sueca (1877), iglesia de Santa Ana de Barcelona (1877), iglesia de Santa Ana de Elda (1878), catedral de Orihuela (1879-1880), iglesia de San Pedro de Polop (1880)...
Algunas de estas intervenciones llevadas a cabo por el organero vasco fueron dadas a conocer a través del diario católico El Siglo Futuro de Madrid, en su edición del lunes 12 de febrero de 1877, donde se publicaba una carta enviada a la redacción desde Alcoy. La forma en la que se presentaba a Aquilino continuaba manteniendo el mismo tono ensalzador que en 1873 con ocasión de las intervenciones realizadas en los órganos de Aspe y Novelda. En la misma se daba «a conocer a los lectores [...] a un notable artista español, al distinguido constructor de órganos D. Aquilino Amezua», que tenía «establecido su taller en Valencia, calle de la Corona, núm. 8», y que acababa «de hacer una notable y radical reforma en un órgano de Concentaina». Amezua, que en aquel entonces no había cumplido todavía los treinta años, supo «a tan corta edad conquistarse una muy ventajosa reputación por las magníficas obras de organería que en poco tiempo ha[bía] hecho para España y para el extranjero». «Encargado de la construcción de órganos en Novelda, Orihuela, y otras poblaciones que» el redactor de la carta no recordaba, «pasó a recomponer el de Penáguila, y extendida la fama de sus talentos por esta ciudad de Alcoy, fue llamado a la misma donde ha dejado dos monumentos artísticos en los dos magníficos órganos de las parroquias de Santa María y de San Mauro»[xxxv].
Por la época en la que reformó los órganos de Alcoy, Aquilino Amezua se encontraba establecido en la calle de Santa Irene, nº 1, de Valencia. Su radio de acción fue ampliándose paulatinamente. Según el citado diario madrileño, sabemos que después de haber terminado los órganos de Alcoy «pasó a Francia, cuya nación no se ha[bía] desdeñado en reconocer el mérito de un artista español, encargando al Sr. Amezua la construcción de un grandioso órgano para la catedral de Perpiñán (sic), trabajo que ha[bía] proporcionado a su autor muchísimos y merecidos plácemes»[xxxvi]. De esta manera, las reformas de los órganos de las iglesias de Santa María y de San Mauro de Alcoy habría que fecharlas hacia 1875, si tenemos en cuenta que para finales de marzo de 1876 las obras del órgano de la catedral de Perpignan estaban muy avanzadas, y que además con motivo de sus obras construidas en un pueblo de la provincia de Alicante —es decir, en Alcoy— se le tributaron los merecidos elogios[xxxvii].
Pero volviendo al órgano de la catedral de Perpignan, el 25 de marzo de 1876 El Semanario Católico de Alicante publicaba «un suelto del Diario de Perpiñán», consagrado a celebrar el órgano construido en la catedral de dicha ciudad por Aquilino Amezua. En el mismo, además de transmitir al autor los correspondientes plácemes, se manifestaba abiertamente la satisfacción y el regocijo de leer en un periódico del extranjero frases elogiosas que tanto honraban a un hijo de nuestro país. Decía así:
«Muy pronto tendrá lugar en la catedral la inauguración del órgano de acompañamiento construido por el señor D. Aquilino Amezua. Hemos oído ya este magnífico instrumento. Sus primeros ecos revelaron en él un gran poder, una armonización fina y delicada, una suavidad perfecta en prestarse al acompañamiento de las voces y de la música concertante y una sensibilidad sorprendente en las variaciones, efecto de una caja de expresión sabiamente combinada. Este órgano tiene diez y seis pies y siete pedales de combinaciones. Felicitamos sinceramente al señor Amezua, hábil constructor, a quien se confió la reparación de este grande órgano».[xxxviii]
Sin lugar a dudas, la instalación de un órgano por parte de un constructor español en una catedral francesa —independientemente de la magnitud del mismo—, podía considerarse todo un logro en aquellos años de la segunda mitad del siglo XIX. Sin embargo, la realidad dista mucho de lo que pretenden sugerir las apariencias. Ni el órgano destinado a la catedral de Perpignan era tan grandioso como se dice, ni el éxito parece que fuera tan rotundo como cabía esperar, puesto que los planes de Amezua se vieron truncados debido a la intervención de Aristide Cavaillé-Coll, su gran competidor en el País Vasco.
Efectivamente, Aquilino Amezua trató de realizar algunos trabajos en Perpignan. El 22 de abril de 1875 presentó un presupuesto para desmontar y llevar a cabo algunas reparaciones y modificaciones en el órgano de la iglesia de Notre-Dame de la Réal, cuyo estado, según su opinión, era de abandono. Entre las diversas mejoras que proponía Amezua, no podía faltar la incorporación de «las voces humanas de nuevo sistema», con las cuales se imitaría «el canto hasta confundirse si es el instrumento o personas que cantan»[xxxix]. No se sabe con seguridad si el proyecto de Amezua llegó a llevarse a cabo o no, puesto que los datos existentes son un tanto confusos[xl]. Por aquella misma época, el obispo de Perpignan, Etienne-Emile Ramadié, le solicitó un órgano de coro para la catedral, cuyo presupuesto era claramente más barato que el presentado por Vincent Cavaillé-Coll. Al parecer, Amezua barajaba entonces la posibilidad de establecerse en la ciudad. Pero Aristide Cavaillé-Coll bloqueó esta operación presentando una demanda ante el Ministerio con objeto de conseguir la devolución del coste del órgano de coro por parte del Cabildo, después de que éste hubiera aceptado el proyecto de Amezua[xli], y que dicha cantidad fuera empleada para la reconstrucción del órgano grande de la catedral. El Cabildo, que había desistido en solicitar la autorización del Ministerio, en 1879 se vio obligado a ceder el órgano de coro construido por Aquilino Amezua a la parroquia de Banyuls-sur-Mer por el precio de 7000 francos, y destinar este dinero para costear la compra del Cavaillé-Coll[xlii].
Nuevamente en España, Aquilino Amezua reformó el órgano de Concentaina mencionado anteriormente, cuya reinauguración tuvo lugar durante los primeros días del mes de febrero de 1877[xliii]. Unos meses después, el 27 de mayo, se inauguraba también el órgano grande de la iglesia parroquial de Sueca (Valencia), en el que Amezua llevó a cabo «una reforma radical adecuada a los modernos adelantos del arte»[xliv]. A dicha inauguración asistieron algunos profesores cuyo dictamen fue completamente favorable. Particularmente, según se recoge en El Semanario Católico,
«quedaron admirados de la animación y dulzura de las voces, y, sobre todo, de la mucha imitación a instrumentos que hacen los registros resultando una variedad de combinaciones sorprendentes, con las que los artistas que han ejecutado han producido grandes efectos, por los recursos que en el órgano encuentran. La flauta armónica tiene tal imitación a una flauta de cristal, que cuando se oye este registro, se duda verdaderamente si es el órgano o un flautista que ha querido sorprendernos con las dulces voces de este instrumento. La lengüetería moderna es de un mérito superior; así es, que cuando con ella se hace un acorde, se experimenta una sensación agradable y hasta conmovedora; sucediendo lo mismo con el violoncelo, el registro de invención moderna llamada "gamba", y otros que hacen un admirable efecto».[xlv]
La reseña publicada en dicho semanario no terminaba sólo con las felicitaciones y plácemes de rigor, sino que iba algo más allá, al incluir un claro mensaje publicitario en favor del organero vasco. En el mismo se animaba a que «si alguno quiere utilizar los conocimientos y adelantos que este joven artista posee, bueno será decir que se ha establecido en Valencia, calle de la Corona, número 8, quien parece que en breve invitará a los profesores a ver el grande órgano que está finalizando en su fábrica, con destino a Barcelona»[xlvi]. Los resultados de la campaña mediática estaban dando sus resultados, y Aquilino se encontraba cada vez más cerca de alcanzar sus objetivos, no solo como organero, sino también como empresario.
Como venimos diciendo, por aquellas mismas fechas Amezua estaba terminando con la construcción «de un grandioso órgano para Barcelona», tras lo cual tenía previsto invitar «a los artistas de Valencia» para que así pudieran «juzgar esta última obra». Indudablemente, la misma sería «digna del fin a que se consagra[ba]», y demostraría públicamente una vez más su reputación como organero[xlvii]. Pasados unos meses, en la edición correspondiente al 16 de julio del mismo diario, se reeditaba una reseña publicada primeramente en La Unión Católica de Valencia, en la que se daba noticia de la conclusión de este nuevo órgano «con destino a una de las parroquias de Barcelona»[xlviii]. Obviamente se trataba del órgano de la iglesia de Santa Ana[xlix], el primer instrumento construido por Aquilino Amezua, y el primero que salió de sus talleres de Valencia con destino a la Ciudad Condal. Como se explicaba en dicha reseña, era
«una obra que bastaría por sí sola a dar renombre imperecedero al artista que la ha llevado a cabo, si no fuera ya conocido, no sólo de los españoles, sino tal vez más aún de los extranjeros, que pueden contemplar varias de sus obras, entre ellas la de la catedral de Perpignan. Con motivo de probar este órgano, tuvimos el domingo último la satisfacción de ver reunidos en aquella fábrica a los profesores organistas de esta ciudad, y todos quedaron tan altamente complacidos, que la admiración que desde el primer momento les causó, llegó a convertirse en un verdadero entusiasmo; y no podía menos de suceder así; pues el Sr. Amezua ha reunido en este instrumento todas las especialidades extranjeras, superándolas con su incansable asiduidad en el perfeccionamiento de un arte al que ha consagrado muchos años de estudio y de práctica en Francia, Alemania, Bélgica e Inglaterra».[l]
Como ya hemos mencionado en el capítulo anterior, en ocasiones se ha sugerido la posibilidad de un segundo viaje realizado por Amezua al extranjero, cuando «saturado de conocimientos en su arte regresó de nuevo a España», y después de recorrer varias provincias «volvió de nuevo a Francia»[li]. Dicho viaje tampoco termina de encajar cronológicamente en el período en el que el organero vasco se encontraba residiendo en Valencia. Así, a las conjeturas de Rafael Puignau ya referidas, habría que añadir las afirmaciones expresadas en el párrafo anterior, publicadas en el diario madrileño El Siglo Futuro, en el cual se enumeran los países por los que supuestamente habría pasado nuestro protagonista con anterioridad al verano de 1877. ¿Qué hay de cierto en todo esto?

Entretanto, en 1878 Aquilino Amezua continuaba su intensa actividad en la zona de Levante con la reforma del órgano de la iglesia de Santa Ana de Elda. Esta iglesia, que a pesar de estar considerada como una de las mejores de la diócesis de Orihuela, carecía «de un órgano correspondiente al esmerado y solemne culto que en él se tributaba al Todopoderoso», por ello, atendiendo «al resultado que acreditaba en sus obras en algunas iglesias de este obispado al célebre artista vascongado don Aquilino Amezua, (...) se resolvió a dicha obra, y en primeros de enero del corriente año convino con el mismo la mejora y perfección de cuantos registros existían, y añadir diez de los mejores conocidos»[lii]. Los trabajos fueron a buen ritmo, pues para la festividad de la Ascensión del Señor ya se pudieron escuchar algunos de los registros colocados, los cuales fueron merecedores de elogios y de su aprobación por parte de los inteligentes «por su melodía y dulzura». La conclusión oficial de la obra tuvo lugar el día 18 de junio, la cual, tras el riguroso reconocimiento a cargo de los peritos en la materia, «quedó admitida y recibida con aprecio»[liii]. Coincidiendo con las vísperas de la festividad del Corpus, el órgano fue finalmente inaugurado por el organista de la Iglesia Parroquial de Novelda, el joven presbítero Nicolás Astor, quien además de exhibir públicamente las cualidades del instrumento, hizo alarde de «sus vastos conocimientos en la música con la variación y gustosa combinación de los diferentes registros»[liv]. Sin lugar a dudas, el acto inaugural fue todo un éxito.
«Pero este subió de punto, cuando al día siguiente en la Misa mayor, cantada a toda orquesta bajo la dirección de D. Justo Sánchez Escribano, con la gran solemnidad de que se gloria esta población en sus funciones religiosas que atrae el concurso de las gentes, llegado el acto de alzar al Dios, dicho Sr. Amezua acreditó más y más su exquisito gusto y habilidad, tocando los registros de voces humana y angélica, llenando de admiración a cuantos lo oyeron, mereciendo por ello, fuera del templo, los mayores aplausos y cordial enhorabuena, por lo que quedará su nombre en la memoria de todos»[lv].
El comunicado publicado en el diario El Siglo Futuro de Madrid, fue remitido por el cura de Elda el 22 de junio de 1878, quien además añadía que podría decirse mucho más en obsequio de Amezua para que todos cuantos pudieran «necesitar de sus servicios, aprovechasen sus conocimientos»[lvi]. Hemos de advertir que ya desde 1873 Aquilino Amezua venía haciendo gala de dos de los registros que serían típicos de sus órganos: la Voz Angélica y la Voz Humana. Particularmente este último, definido como «del nuevo sistema Amezua», ya era ensalzado por su autor al describir sus peculiares características en el proyecto que presentó para la renovación del órgano de la iglesia de Notre-Dame de la Réal de Perpignan. No obstante, las excelencias de dicho registro también eran enfatizadas por otros organeros con expresiones muy similares a las de Amezua. Curiosamente, cuando se inauguró el órgano eléctrico de la iglesia de Saint-Augustin de París construido por Charles Barker en 1868, se decía «que el coro de voces humanas fue tan maravilloso y tan completa la ilusión, que todo el mundo creía oír verdaderas voces en medio de las cuales había tentación de escuchar hasta las palabras»[lvii]. Es evidente que durante su estancia en el extranjero, el organero azpeitiarra tuvo la oportunidad de aprender otras muchas cosas, además de la organería.
Unos meses después, en septiembre de 1878, vemos hechos realidad los buenos deseos del cura de Elda hacia nuestro distinguido organero, cuando éste fue elegido para «la reconstrucción del grandioso órgano de [la] ex-colegiata [de Játiva], hoy parroquia mayor de Santa María». Se trataba de un proyecto para la construcción de un órgano de dimensiones colosales, el cual se preveía que fuera el mayor de España. Según quedaba recogido en los diarios La Unión Católica de Valencia y El Siglo Futuro de Madrid, la obra fue adjudicada a Aquilino Amezua, hijo del «acreditado organero D. Juan, en cuya fábrica se han confeccionado algunos órganos de España y del extranjero», y que precisamente en aquellos momentos estaban llamando la atención[lviii].
Hasta la fecha, la información que disponemos sobre este gran proyecto es muy escasa. Atendiendo a la noticia publicada en ambos diarios, cabría la posibilidad de que se iniciasen las obras, aunque también es casi seguro que dicho proyecto quedase aparcado por razones que desconocemos. Según los trabajos y los planos que se habían facilitado a los medios de comunicación, el órgano de Játiva iba a ser el que más recursos tuviera de España, puesto que constaría de «cuatro teclados, 100 registros con 3.749 flautas», que sonarían todas, «pudiendo hacer con ellas un sinnúmero de combinaciones por su gran variedad de sonidos». El perfeccionamiento que prometía Amezua para este instrumento era tal, que todos sus recursos podrían hacerse funcionar por el organista con la mayor facilidad[lix]. Sin embargo, es muy posible que el proyecto no llegara a consumarse, y que Aquilino Amezua tuviera que esperar otros diez largos años para que se le presentase la oportunidad de su vida con motivo de la exposición universal de Barcelona. Ciertamente, el órgano de Santa María de Játiva es un instrumento que no vuelve a ser mencionado en lo sucesivo, ni siquiera por el mismo Amezua. Sería interesante tratar de investigar qué fue de este proyecto, y si existe alguna otra información al respecto.
La etapa de Aquilino Amezua en Valencia estaba llegando a su tramo final, precisamente en el momento que su padre volvía a reaparecer con ocasión de la firma del contrato para la reforma del órgano de la catedral de Astorga (León), llevada a efecto el 20 de febrero de 1879. Los primeros contactos del Cabildo de la catedral de Astorga con Juan Amezua datan de 1877, cuando con fecha 30 de mayo de aquel mismo año el organero presentaba las condiciones en las que se llevaría acabo la obra. Los trabajos se desarrollarían a partir de 1879, hasta que finalmente en el mes de noviembre de 1880 fue recibida de la misma[lx]. Es muy posible que en esta ocasión Juan Amezua contase también con la colaboración de su hijo Aquilino, que para entonces ya tenía puestas todas sus miras en Barcelona. Este hecho justificaría de alguna manera la vuelta a la vida activa del venerable anciano a sus casi 70 años de edad. Entretanto, en el taller familiar de Valencia, durante el mismo año que se finiquitaba la reforma del órgano de la catedral de Astorga, Aquilino concluía otros dos órganos, uno para la catedral de Orihuela y otro para la parroquia de San Pedro de Polop[lxi]; y muy posiblemente se iniciaba la construcción de un tercero con destino a Barcelona: el de la iglesia de Belén.
En la reunión celebrada el 18 de abril de 1879 por el Cabildo de la Catedral de Orihuela, se exponía la necesidad de reparar el órgano, para lo cual se presentó un «presupuesto de reconstrucción del expresado instrumento enviado por el organero D. Aquilino Amezua». El precio presupuestado era de 29.000 reales. En octubre del mismo año Amezua volvía a presentar un nuevo proyecto en el que se contemplaba un aumento de sus registros, y que fue aprobado por el Obispo. A finales de enero de 1880 el organero solicitaba la inspección del órgano. Formada una comisión para tal efecto, ésta manifestó en la reunión del 5 de febrero que los defectos detectados por los peritos fueron reconocidos por Amezua, por lo que no se consideró «el órgano en estado de ser recibido hasta que dichos defectos se compusieran del modo posible». Las obras fueron concluidas en julio de 1880. Entretanto, el órgano de Polop fue inaugurado el 30 de mayo de 1880, y a pesar de tratarse de una localidad pequeña, se celebró con gran regocijo el estreno del «magnífico órgano» construido para su iglesia, por el ya «aventajado maestro» Aquilino Amezua, que todavía por aquellas fechas residía en Valencia. En cuanto al instrumento, considerado como una «notable adquisición, única de seguro, en la provincia»,
«según la respetable opinión de los inteligentes y de casi todos los organistas de las poblaciones inmediatas que concurrieron al acto inaugural, [era] un modelo acabado de perfección con todas las reglas del arte, y con las grandes mejoras y adelantos modernos que se conocen dentro y fuera del país, especialmente en los registros de imitación de la voz humana y de focarinas (sic) o apeninos, invención exclusiva del indicado constructor, admirablemente ajustados al natural hasta el punto de confundirse con la realidad. Su coste apenas ha sido veinte y ocho mil reales, no obstante su magnitud, su elegante forma y el sin número de registros y combinaciones armoniosas de que se compon[ía] su complicada maquinaria».[lxii]
Todavía no había pasado un año desde la inauguración del órgano de Polop, cuando Aquilino Amezua se encontraba a caballo entre Valencia y Barcelona, coincidiendo con la instalación del nuevo órgano de la iglesia de Belén. Había llegado el momento de dar a conocer lo que fue objeto de sus meditaciones y ambiciones artísticas, después de haber consolidado su merecido renombre con el trabajo de sus manos. Y la cosa no podía presentarse de mejor manera. Si hasta entonces las pruebas de los instrumentos construidos y reformados estaban sujetas a la opinión, a los dictámenes y a las interpretaciones de los organistas locales, en esta ocasión las cualidades del instrumento serían realzadas todavía mucho más bajo las manos de un organista de renombre internacional.
En efecto, coincidiendo con la estancia del célebre compositor Camille Saint-Saëns en Barcelona durante las fechas en que se preveía la inauguración el nuevo órgano construido para la iglesia parroquial de Belén, sería él quien inaugurase dicho instrumento. El eminente organista de la Madeleine de París había sido contratado por la empresa del Teatro Lírico (Sala Beethoven)[lxiii], donde a mediados de mayo dirigiría algunos conciertos, y además aprovecharía la ocasión para estrenar «el magnífico órgano» que acababa de ser construido por el organero azpeitiarra en la iglesia de Belén[lxiv]. Dada la amistad de José Ignacio Aldalur con el organista francés, nos preguntamos si tendría algo que ver con esta histórica coincidencia en la que Aquilino Amezua entraba en Barcelona por la puerta grande. Ironías aparte, la prueba del instrumento ante los medios de comunicación tuvo lugar el martes 17 de mayo, y aunque el redactor del Diari Catalá de Barcelona no pudo asistir a su presentación a causa de un mal entendido, no dudó en hacer constar que, según las personas que estuvieron presentes, el instrumento era de primer orden y que hacía honor a su «fabricante o constructor, el señor Amezua de Valencia»[lxv]. El órgano de la iglesia de Belén fue el segundo de los «grandiosos» instrumentos que Amezua instaló en Barcelona. Es casi seguro que el mismo fuera construido en los talleres de Valencia, donde en agosto de aquel mismo año de 1881 el organero vasco llegaba procedente de Torrevieja y Orihuela, y después partiría hacia Barcelona, donde ya tenía establecida su residencia[lxvi].

(continuará...)

J. Sergio del Campo Olaso
Todos los derechos reservados. © Copyright 2012

[i] AMEZUA, Aquilino. La Catedral de Sevilla y sus Órganos. Imprenta y Librería de L. Lancis. San Sebastián, 1905; p. 37.
[ii] NOEMIS [Simeón Muguerza]. Órganos Eléctricos de la Exposición Universal de Barcelona, Barcelona: Imprenta de Pedro Ortega, 1890; p. 32.
[iii] CLIMENT i BARBER, Josep. Orguens i Organistes Catedralicis de la Valencia del Sigle XIX. Valencia, Lo Rat Penat 2002; p. 209.
[iv] La Iberia. Madrid. Año IV - nº 979, miércoles 9 de septiembre de 1857; p. 3.
[v] CLIMENT i BARBER, Josep. Op. Cit.; p. 209.
[vi] Ibídem; p. 210.
[vii] Ibídem.
[viii] Ibídem.
[ix] La España Artística. Gaceta Musical. Madrid. Año II - nº 45, 30 de agosto de 1858; p. 352.
[x] Josep Climent i Barber cita como otra posible propuesta la enviada por el organero británico establecido en París, Charles Barker, inventor de la máquina neumática y del órgano eléctrico. CLIMENT i BARBER, Josep. Op. Cit.; p. 213. La carta citada por Climent i Barber no está fechada, pero es casi seguro que la misma corresponda a una fecha posterior a la reforma llevada a cabo por Ibach. Charles Barker se estableció con su socio Charles Verschnaider en febrero de 1860; su primera patente para una transmisión eléctrica fue registrada en 1862; y los primeros órganos eléctricos en Francia fueron instalados por él entre 1865 y 1868, en Saint-Laurent de Salon y Saint-Augustin de París respectivamente. Por todo ello, es de suponer que la citada carta habría que fecharla entre los años 1865 y 1871, período en el que Aquilino Amezua se encontraba en París.
[xi] Ibídem.
[xii] Esteban Elizondo, en su tesis doctoral, ofrece la fecha de 1884, la cual es errónea, puesto que Vincent Cavaillé-Coll opositaba a la plaza con Antonio Domínguez Castellano después de quedar vacante tras el fallecimiento del organero Miguel del Campo, ocurrido en junio de 1844. ELIZONDO IRIARTE, Esteban. La Organería Romántica en el País Vasco y Navarra (1856-1940). 1ª ed. Bilbao: Servicio Editorial de la Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitateko Argitalpen Zerbitzua, 2002; p. 119.
[xiii] LÓPEZ PÉREZ, Felipe. Órganos de la Comunidad de Madrid. Madrid, Dirección General de Patrimonio Cultural de la Consejería de Educación y Cultura de la Comunidad de Madrid, 1998; pp. 140-141.
[xiv] Como ya hemos mencionado en el capítulo anterior, José Juan Santesteban tomó posesión de su cargo de maestro de capilla de Santa María de San Sebastián el 31 de agosto de 1844, después de su viaje por Francia e Italia. Para entonces llevaba diez años como maestro de capilla de Santa María de San Sebastián, desde que fue designado el 12 de febrero de 1834. No obstante, las primeras gestiones para encargar la reforma o la construcción de un nuevo órgano a Aristide Cavaillé-Coll fueron llevadas a cabo por Benito Alcain, negociante donostiarra establecido en París. Es posible que Benito Alcain tuviera algún parentesco con Ángel Gil Alcain, quien en 1850 figuraba como mayordomo de las iglesias de Santa María y de San Vicente de San Sebastián.
[xv] Diario de Palma. Madrid. Año II - nº 132, 11 de mayo de 1856; p. 2.
[xvi] La Iberia. Madrid. Año III - nº 747, martes 30 de diciembre de 1856; p. 3.
[xvii] Sebastián Iradier gozó de una notable fama en París gracias al apoyo de Pauline Viardot García, quien le introdujo en los círculos musicales de la ciudad. Allí conoció a Rossini y se relacionó con las cantantes y las bailarinas más célebres. Particularmente algunas de las grandes cantantes de la época, como por ejemplo la misma Pauline Viardot García o Adelina Patti, quienes tenían alguna relación con España, interpretarían muchas de sus frívolas canciones que le llevaron a alcanzar un gran éxito. Entre las canciones más conocidas, destacan La Paloma, tan popular en España e Hispanoamérica, y El Arreglito, que tras su éxito en París, fue utilizada por Georges Bizet como base de la conocida habanera de la ópera Carmen.
[xviii] Diario Oficial de Avisos de Madrid. Madrid. Nº 131, sábado 11 de marzo de 1854; p. 3.
[xix] La España. Madrid. Año VI - nº 1584, jueves 2 de junio de 1853; p. 4.
[xx] MÁXIMO, Enrique: El Órgano Merklin Schütze de la Catedral de Murcia. Murcia 1994, p. 205. Dice así: «Nous avion exposé l’orgue qui nous a été commandé pour l’Eglise de St. Eugène à Paris, ainsi qu’un orchestrium qu’est vendu aujourd’hui à un banquier espagnol, Mr. Uribe, pour une ville des Provinces Basques espagnoles. Nos deux instruments non seulament ont ètè appreciés d’une manière très favorable par les visiteurs de l’Exposition mais aussi par le Jury qui nous a déderné la edaille de Permière Classe».
[xxi] Aristide Cavaillé-Coll colocó varios órganos en el extranjero a través de esta agencia. Según el listado de Gilbert Huybens (http://www.cavaille-coll.com/public/ccorg60.php), existe constancia de dos órganos vendidos a Alcain & Cie., uno con fecha 12 de diciembre de 1857 y otro del 4 de diciembre de 1858. Desconocemos con exactitud cuales fueron sus destinos. Según Jesse Eschbach, es posible que alguno de estos instrumentos fuera exportado a los Estados Unidos. ESCHBACH, Jesse. Aristide Cavaillé-Coll. A Compendium of known Stoplists. Vol. 1. Paderborn 2003, p. 145.
[xxii] Este órgano duró pocos años, pues desapareció en el incendio que tuvo lugar en el Conservatorio en abril de 1867.
[xxiii] AGULLÓ Y COBO, Mercedes: Madrid en sus Diarios, 1860-1875. Vol. III. Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 1969; p. 247.
[xxiv] La España Musical. Barcelona. Año I - nº 11, jueves 15 de marzo de 1866; p. 43.
[xxv] Para mas información, véase http://www.ibach.de/deutsch/orgel.htm.
[xxvi] Ibídem.
[xxvii] CLIMENT i BARBER, Josep. Op. Cit.; p. 219.
[xxviii] Ibídem; p. 213.
[xxix] Ibídem; p. 219.
[xxx] NOEMIS [Simeón Muguerza]. Op. Cit.; pp. 20-21.
[xxxi] CLIMENT i BARBER, Josep. Op. Cit.; pp. 213-214.
[xxxii] NOEMIS [Simeón Muguerza]. Op. Cit.; p. 21.
[xxxiii] El Semanario Católico. Revista religiosa, científica y literaria. Alicante. Año IV - nº 122, 22 de marzo de 1873; p. 136.
[xxxiv] El Semanario Católico. Revista religiosa, científica y literaria. Alicante. Año IV - nº 152, 25 de octubre de 1873; p. 500.
[xxxv] El Siglo Futuro: Diario Católico. Madrid. Año II – nº 336, lunes 12 de febrero de 1877; p. 2.
[xxxvi] Ibídem.
[xxxvii] El Semanario Católico. Revista religiosa, científica y literaria. Alicante. Año VII - nº 277, 25 de marzo de 1876; p. 141.
[xxxviii] Ibídem.
[xxxix] CLASTRIER, Françoise: Les Orgues de l’Église Notre-Dame de la Réal à Perpignan; pp. 86-89.
[xl] Ibídem; p. 56.
[xli] Françoise Clastrier en cita asimismo como autor del proyecto a Juan Amezua, lo cual muestra la estrecha colaboración entre padre e hijo, a pesar de que el primero permaneciera en un segundo plano a lo largo de casi toda la década de 1870.
[xlii] CLASTRIER, Françoise: Op. Cit.; p. 100.
[xliii] El Siglo Futuro: Diario Católico. Madrid. Año II – nº 336, lunes 12 de febrero de 1877; p. 2.
[xliv] El Semanario Católico. Revista religiosa, científica y literaria. Alicante. Año VIII - nº 345, 14 de julio de 1877; p. 334.
[xlv] Ibídem.
[xlvi] Ibídem.
[xlvii] El Siglo Futuro: Diario Católico. Madrid. Año II – nº 336, lunes 12 de febrero de 1877; p. 2.
[xlviii] El Siglo Futuro: Diario Católico. Madrid. Año II – nº 535, lunes 16 de julio de 1877; p. 1.
[xlix] Precisamente, en enero de 1889 fue nombrado maestro de capilla de dicha iglesia José Ribera, que junto con un perito designado por Aquilino Amezua, procederían a la valoración del órgano del Palacio de Bellas Artes, con objeto de que el Ayuntamiento de Barcelona adquiriera el órgano en su propiedad. La Dinastía: Diario Político, Literario y Mercantil. Barcelona. Año VII – nº 3155, miércoles 9 de enero de 1889; p. 2.
[l] El Siglo Futuro: Diario Católico. Madrid. Año II – nº 535, lunes 16 de julio de 1877; p. 1.
[li] NOEMIS [Simeón Muguerza]. Op. Cit.; p. 30.
[lii] El Siglo Futuro: Diario Católico. Madrid. Año III – nº 795, jueves 27 de junio de 1878; p. 3.
[liii] Ibídem.
[liv] Ibídem.
[lv] Ibídem.
[lvi] Ibídem.
[lvii] La Época: Periódico Político y Literario. Madrid. Año XX - nº 6298, martes 23 de junio de 1868; p. 1. (Cartas a La Época, firmada en París por un tal Fulano).
[lviii] El Siglo Futuro: Diario Católico. Madrid. Año III – nº 862, martes 17 de septiembre de 1878; p. 1.
[lix] Ibídem.
[lx] ÁLVAREZ, José María. El órgano de la catedral de Astorga. Astorga: Astorica, 1984, pp. 56-73.
[lxi] La Provincia. Diario Liberal. Alicante. Año III - nº 504, 6 de mayo de 1880; p. 2.
[lxii] El Graduador. Alicante. Año VI - nº 1854, viernes 4 de junio de 1880; p. 3.
[lxiii] La Vanguardia. Barcelona. Año I – nº 126, viernes 29 de abril de 1881; p. 3.
[lxiv] El Demócrata. Gerona. Año I - nº 4, domingo 1 de mayo de 1881; p. 3.
[lxv] Diari Catalá. Barcelona. Any III - nº 641, Dimecres 18 de maig de 1881; p. 424. Aquí el texto original en catalán: «Ahir va arribar á Barcelona lo célebre concertista Saint-Sëns, qui próximament debutará en lo teatro Lírich ó Sala Beethoven. Per una mala inteligencia no poguerem assistir ahir á la proba de la nova orga de Betlem. Personas que hi anaren nos han dit que l'instrument es de primer órdre y que fa honor a son fabricant ó constructor, lo senyor Amezua de Valencia. Sembla que'n Saint-Saëns, qu'es l'organista de la Magdalena de Paris, tocará aquesta orga».
[lxvi] Crónica de la Música. Madrid. Año IV - nº 153, miércoles 24 de agosto de 1881; p. 5.

12 comentarios:

  1. Sigo con gran interés los documentadísimos capítulos de su blog, ya que aclaran cuestiones hasta ahora oscuras y muy descuidadas por los investigadores. Sinceramente se lo agradezco como apasionado del mundo del órgano que soy. No obstante, echo en falta detalles técnicos y descriptivos relativos a los instrumentos construidos tanto por Aquilino Amezua como por sus predecesores. Sería extraordinario que contemplase esta posibilidad para alguno de sus futuros episodios.
    Nada más por el momento, sino reiterarle mi agradecimiento y felicitarle en su faceta investigadora.

    Ignacio

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    1. Hola Ignacio.

      Gracias por visitar el blog y por la sugerencia que plantea. Entiendo que le gustaría a usted tener más conocimiento sobre los órganos construidos por Aquilino Amezua.

      El contenido de este blog es fruto de una vieja idea, enfocada a un mejor conocimiento de la trayectoria de Amezua y de su obra. Por ello, pensé que lo más correcto sería dividir el trabajo en dos bloques: un primero de carácter marcadamente biográfico, y un segundo más técnico en el que el tema principal sean sus órganos, sus características, su estética, etc. Lamentablemente, esta última parte se pronostica un tanto complicada y llena de especulaciones, puesto que la gran mayoría de los órganos de la primera etapa de Aquilino Amezua han desaparecido. Muestra de ello es la relación de instrumentos citados en este apartado del blog.

      No obstante, se le sugiero la lectura de las páginas que le incico, en las que tendrá la oportunidad consultar alguna información interesante y detallada sobre una parte de los órganos construidos por Aquilino Amezua:

      http://villaumbrosa.wordpress.com/author/villaumbrosa/

      http://www.facebook.com/pages/Aquilino-Amezua/237168343023255

      Saludos

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  2. Mi más sincera enhorabuena al autor por este interesantísimo tema que nos ofrece. Sin lugar a dudas, la excelente información y la abundancia de datos inéditos aportados hasta ahora, hacen que este Blog se convierta en un referente de primer orden para el conocimiento de la historia de la familia de organeros Amezua, y por extensión de la historia del órgano español. Teniendo en cuenta que el órgano de Saint-Denis de París, construido por Cavaillé-Coll en 1841, abre la historia del órgano romántico, llama la atención que a finales de aquella misma década se diesen los primeros contactos en España con el gran maestro francés. Los ejemplos del Escorial (1847) y de San Sebastián (1849) que se exponen en esta sección son de una importancia capital para la historia de órgano a este lado de los Pirineos.
    Congratulaciones por su esmerado trabajo.

    César

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  3. Hacía algún tiempo que no entraba a leer este blog. Observo que el autor sigue imparable con la inclusión de información inédita, que a buen seguro contribuirá a conocer mejor al organero Aquilino Amezua.
    Disculpen si en mi anterior intervención alguien ha interpretado que la intención era polemizar con el comentario. Nada de eso. Simplemente trataba de hacer presente la ingente aportación del Dr. D. Esteban Elizondo, como autoridad que es en el terreno del órgano romántico en España. Personalmente, opino que no es comparable una tesis doctoral en toda regla con un simple blog que ni siquiera contiene medio centenar de páginas. No hará falta que le diga que una tesis doctoral, además de ser dirigida por un catedrático, tiene que pasar por un tribunal. Un blog, con la tecnología informática de hoy en día, lo puede publicar cualquiera, sin la necesidad de estrictos trámites ni censores.
    Sigo pensando que algunas valoraciones son exageradas en extremo, como la del Sr. César. ¿Tienen tanta relevancia los datos aportados por el autor sobre los ejemplos de El Escorial y San Sebastián como para decir que "son de una importancia capital para la historia del órgano a este lado de los Pirineos"? Cualquiera que eche un vistazo a las páginas 146-165 de la tesis doctoral del Dr. D. Esteban Elizondo, observará que su aportación sobre el órgano de Santa María de San Sebastián es incomparablemente mucho más extensa y más jugosa.
    Saludos cordiales,

    V. Baronovski Sigüenza

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    1. Es obvio que el Dr. Elizondo ofrece una extensa documentación sobre lo acontecido entorno a la construcción e instalación del órgano de Santa María de San Sebastián. No hay duda. Sin embargo, da la impresión de que todo comienza y concluye hacia 1863, cosa que no es así. Algo parecido sucede en el caso del órgano de Lequeitio, el cual parece surgir también de la nada. Según el Dr. Elizondo, este instrumento data de 1856, y ahora vemos que la fecha no es correcta, y que entre 1853 y 1854 se dieron toda una serie de hechos que desconocíamos hasta ahora. Uno de ellos, y que me ha llamado particularmente la atención, es que José Juan Santesteban fue el mediador entre Uribarren (quien costeó el órgano de Lequeitio) y Aristide Cavaillé-Coll, lo cual anula la hipótesis del Dr. Elizondo sobre la decisión de Santesteban de apoyar la organería francesa tras el fracaso que supuso la reconstrucción del órgano de Azpeitia llevada a cabo por Juan Amezua. No sólo eso. Santesteban era, además, maestro de capilla de Santa María de San Sebastián cuando en 1849 el Sr. Alcain mediaba la reforma de órgano de dicha parroquia con Cavaillé-Coll, dato que justifica y afianza el disentimiento del Sr. del Campo Olaso con los planteamientos del Dr. Elizondo, y que es expuesto en el segundo capítulo de este blog. En mi opinión, esta información ignorada hasta la fecha, es de un valor inestimable. Sin más.
      Atentamente,

      César

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  4. Por supuesto que una tesis doctoral no es lo mismo que un blog. Con esto no estamos diciendo nada nuevo. Cualquier persona medianamente inteligente tendrá capacidad de darse cuenta de ello. Independientemente del formato, otra cosa muy diferente es la calidad del contenido, bien sea publicado en una tesis doctoral, en un libro, en un blog, etc. Otro tanto podríamos decir acerca de los conocimientos sobre la materia.
    Como apoyo indiscutible a este blog, por si sirve de algo, les incluyo un artículo escrito por una de las personas que más ha estudiado y divulgado la figura de Aquilino Amezua y la historia de los músicos de Azpeitia: José Ignacio Egaña Alberdi. Buen conocedor de la biografía de Aquilino Amezua Jáuregui y sus logros como organero, muchos de sus datos han sido incluidos por el Dr. Esteban Elizondo en su tesis doctoral. Sus palabras no pueden ser más elocuentes sobre este blog, realizado por el "investigador J. Sergio del Campo Olaso, de Otxandio (Bizkaia), un trabajo, como todos los suyos sobre el mundo organero, detallado y profundo reflejo en este caso, de sus amplios conocimientos sobre los Amezua organeros".
    El contenido completo del artículo de Egaña Alberdi pueden leerlo en el diario Noticias de Gipuzkoa en su edición del martes 8 de mayo:

    http://www.noticiasdegipuzkoa.com/2012/05/08/ocio-y-cultura/centenario-de-amezua

    Enhorabuena al autor, y que nos siga sorprendiendo gratamente en los próximos episodios,

    Arkaitz L.

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  5. Hola, primero de todo, felicidades por este trabajo. Es lo que se dice de referencia.
    Quisiera contactar con usted, pues me hallo finalizando un pequeño trabajo de investigación sobre la organería en un barrio de Barcelona y quisiera hacerle algunas consultas.
    En dicho barrio, que es Gracia, tuvo el último de sus talleres en la capital catalana el señor Amezua. Y en dicho taller se formaron algunos organeros catalanes que trabajaron durante las primeras décadas del siglo XX.
    Si tuviera a bien, me gustaría contactar con usted.
    A continuación tiene mi e-mail: jtorrance.overlookhotel@gmail.com
    Muchas gracias.
    Germán

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  6. Hola soy Juan Bta. Romero Maestre de Benejama. (Actualmente Beneixama)
    Estamos estudiando la posible recuperación del órgano barroco valenciano de Benejama. La única intervención que se le hizo al órgano a finales de 18oo fué sustituir el registro de címbala por el de Voz Celeste. Cuándo Ud. menciona que D. Aquilino Amenzua "fue consolidando su posición, lo cual se tradujo rápidamente en un aumento de los pedidos en la zona. Durante los años sucesivos, en los talleres de Valencia se construyeron y reformaron varios órganos, algunos de ellos de importancia: convento de las MM. Concepcionistas de Yecla (1874), iglesia de la Asunción de Penáguila (1874), Santuario de la Virgen de Gracia de Caudete, en Albacete, iglesia de San Bartolomé de Valencia, los de las parroquias de Santa María y de San Mauro de Alcoy (c. 1875), catedral de Perpignan (1875-76), iglesia parroquial de Concentaina (1877), iglesia de San Pedro de Sueca (1877), iglesia de Santa Ana de Barcelona (1877), iglesia de Santa Ana de Elda (1878), catedral de Orihuela (1879-1880), iglesia de San Pedro de Polop (1880)... " ¿le consta que en esos puntos suspensivos estuviera la intervencioón del organo de Benejama? Caudete, Novelda, Elda, Cocentaina, Alcoy... están a escasos kilómetros de Benejama.
    Sería de gran ayuda esta información.Gracias
    Juan Bta.

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    1. Hola Juan Bautista:

      Muchas gracias por visitar el blog.

      Siento mucho no poder aclarar sus dudas. Las localidades que cito en el blog son las que conozco según la información que he ido recopilando hasta la fecha. En cuanto a lo de los puntos suspensivos, mi intención es más bien dejar una vía abierta para futuros hallazgos. Por el momento no tengo constancia del paso de Aquilino Amezua por Beneixama.

      Saludos, y ánimo en su búsqueda.

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  7. Hola de nuevo, Sergio. Soy Germán, de Barcelona. Mira, el otro día al cambiar el Office, perdí el Outlook con todas las direcciones de correo electrónico, entre ellas la tuya. Quería pedirte si me podías enviar un mail porque quería hacerte una última pregunta sobre el órgano que Amezua hizo para la parroquia de Belén (1881). En fin, tengo un mail preparado con la cuestión en sí, y hasta donde he llegado con mis especulaciones (que igual llegas tú y las deshaces de golpe.)
    Gracias por tu paciencia y atención.
    Un saludo
    G.

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  8. Acabo de conocer su magnífico blog y me surge la duda sobre quién era Juan Amezua, que es el que negocia con la Mayordomía par al instalación de un órgano en Caudete. ¿podría decirme el año exacto?

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    1. Muchas gracias por visitar el blog.

      El dato que incluyo sobre el órgano del Santuario de la Virgen de Gracia de Caudete se debe a Luciano Cauqual Guibert, cofundador junto con Aquilino Amezua y Leocadio Galdós de la firma organera “Aquilino Amezua y Compañía”. En uno de sus escasos testimonios llegados hasta nosotros, Cauqual cita algunos de los órganos instalados por Juan Amezua, entre ellos el del Santuario de Caudete. Lamentablemente, sobre este instrumento no ofrece su fecha de construcción. No obstante, teniendo en cuenta el período en que se construyeron, repararon o reformaron otros de los órganos citados por Luciano Cauqual, como por ejemplo el de las MM. Concepcionistas de Yecla o los de Santa María y San Mauro de Alcoy, cabe la posibilidad de que el de Caudete fuera construido por aquellos mismos años, entorno a 1875, poco más o menos. De no ser así, habría que ampliar la búsqueda por lo menos hasta diciembre de 1889, año en el que fallece Juan Amezua en Valencia. También es posible que en representación suya figure el nombre de alguno de sus hijos, bien José Hermenegildo o Aquilino.

      Saludos cordiales

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